Thursday, February 12, 2009
Two Tattoos
Mi primer tatuaje
Me lo hice en Las Cruces, New Mexico.
No tomó más de diez minutos elaborarlo:
Bajo la cara de un primo lejano de Fido Dido
Se lee EL GUSTO POR NADA,
En un estilo Dumé Troncoso.
Me costó 50 dólares.
Se usaron guantes de goma, algodón,
Silla de dentista, máquina esterilizada.
Todo muy profesional.
Firmé con toda formalidad
Un documento de descargo en caso de muerte
Y me gané por un rato el respeto
Del grupo de indeseables chicanos
Que pasó aquella tarde bebiendo cervezas a mis costillas,
A quienes gracias a dios nunca más he vuelto a ver.
La historia de mi segundo tatuaje
Es la historia de una chercha
Y aunque tampoco tiene mayor importancia
Bien justifica que me corten el brazo.
Me lo hice 5 años más tarde,
En el patio de mi propia casa
En Santo Domingo,
Sin guantes ni algodón
Ni otra formalidad mayor que el aburrimiento.
Un amigo tocó mi puerta una tarde sofocante
Con 10 presidentes frías, dos gordas del cuerpo de paz,
Una moña de yerba y un aparatico casero de hacer tatuajes
Que operaba perfectamente con lapiceros BIC.
Esta vez no tuve que poner un centavo,
Ni siquiera fui yo quien escogió el caballito de mar.
Bebimos y fumamos hasta que nos gustaron las gringas
Y a parte de lo gay que se ve mi hombro izquierdo
El dibujo tiene algo de la idea original.
Me lo hice en Las Cruces, New Mexico.
No tomó más de diez minutos elaborarlo:
Bajo la cara de un primo lejano de Fido Dido
Se lee EL GUSTO POR NADA,
En un estilo Dumé Troncoso.
Me costó 50 dólares.
Se usaron guantes de goma, algodón,
Silla de dentista, máquina esterilizada.
Todo muy profesional.
Firmé con toda formalidad
Un documento de descargo en caso de muerte
Y me gané por un rato el respeto
Del grupo de indeseables chicanos
Que pasó aquella tarde bebiendo cervezas a mis costillas,
A quienes gracias a dios nunca más he vuelto a ver.
La historia de mi segundo tatuaje
Es la historia de una chercha
Y aunque tampoco tiene mayor importancia
Bien justifica que me corten el brazo.
Me lo hice 5 años más tarde,
En el patio de mi propia casa
En Santo Domingo,
Sin guantes ni algodón
Ni otra formalidad mayor que el aburrimiento.
Un amigo tocó mi puerta una tarde sofocante
Con 10 presidentes frías, dos gordas del cuerpo de paz,
Una moña de yerba y un aparatico casero de hacer tatuajes
Que operaba perfectamente con lapiceros BIC.
Esta vez no tuve que poner un centavo,
Ni siquiera fui yo quien escogió el caballito de mar.
Bebimos y fumamos hasta que nos gustaron las gringas
Y a parte de lo gay que se ve mi hombro izquierdo
El dibujo tiene algo de la idea original.