Friday, April 17, 2009

 

La Niña Poeta.

Para Alejandro Capellán.

Nos invitaban a leer poemas a La Romana.
Fiestas patronales, palos en el parque,
Bocinas gigantes con Toño Rosario,
Motores en la iglesia,
Casetas de Brugal y pencas de coco por horizonte.

Cierto que nos pagaron el hotel.
Una habitación de paredes húmedas,
con el sanitario en la ducha,
dos colchones, un mosquitero
y un bombillo de 400 watts.
Pero éramos ocho.

A la hora de la lectura a alguien se le ocurrió
Que leyéramos para el pueblo
Y antes de que pudiéramos huir
Apagaron a Toño Rosario
Y nos empujaron sobre la tarima.

En mi turno leí tres versos ruines,
Otro infeliz continuó la canallada.
Cuando nos íbamos gritaron
La niña poeta, la niña poeta
Y en un vestido de bizcocho rosado
Un cuerpo hecho de extremidades
Con zapaticos rosados de charol
Salió de aquella multitud.

"...El sida, el sida,
La droga, la droga…
Están acabando con mi pueblo".

Al ver la reacción de La Romana ante sus primeros versos
pensé en los Beatles, en el terremoto del DF de 1986, en el holocausto.
Bajamos de la tarima buscando un carro que nos aplastara,
Odiando para siempre La Romana y la poesía.

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