Friday, February 13, 2009
Two Tattoos (2da versión)
La historia de mi primer tatuaje
Es la historia de una tarde de vagabundería
Y aunque no tiene mayor importancia
Bien justifica que me corten el brazo.
Sucedió en un agosto infernal
En el patio de mi propia casa en Santo Domingo.
Un amigo tocó mi puerta con 10 presidentes frías,
Dos gordas del cuerpo de paz, una moña de yerba
Y un aparatico casero de hacer tatuajes
Que operaba perfectamente con lapiceros BIC.
Bebimos y fumamos hasta que nos gustaron las gringas
Y cada uno obtuvo su tatuaje sin poner un centavo.
Ni siquiera fui yo quien escogió el caballito de mar.
Mi segundo tatuaje llegó 5 años después,
En Las Cruces, New Mexico.
No tomó más de diez minutos elaborarlo.
Bajo la cara de un primo de Fido Dido
Se lee EL GUSTO POR NADA,
En un estilo Dumé Troncoso.
Me costó 50 dólares.
Esta vez se usaron guantes de goma, algodón,
Silla de dentista, aguja esterilizada,
Todo muy limpio y muy profesional.
Hasta firmé un documento de descargo
En caso de muerte.
Me ganó por un rato el respeto
Del grupo de indeseables chicanos
Que pasó aquella tarde bebiendo cervezas a mis costillas,
A quienes gracias a dios nunca más he vuelto a ver.
Es la historia de una tarde de vagabundería
Y aunque no tiene mayor importancia
Bien justifica que me corten el brazo.
Sucedió en un agosto infernal
En el patio de mi propia casa en Santo Domingo.
Un amigo tocó mi puerta con 10 presidentes frías,
Dos gordas del cuerpo de paz, una moña de yerba
Y un aparatico casero de hacer tatuajes
Que operaba perfectamente con lapiceros BIC.
Bebimos y fumamos hasta que nos gustaron las gringas
Y cada uno obtuvo su tatuaje sin poner un centavo.
Ni siquiera fui yo quien escogió el caballito de mar.
Mi segundo tatuaje llegó 5 años después,
En Las Cruces, New Mexico.
No tomó más de diez minutos elaborarlo.
Bajo la cara de un primo de Fido Dido
Se lee EL GUSTO POR NADA,
En un estilo Dumé Troncoso.
Me costó 50 dólares.
Esta vez se usaron guantes de goma, algodón,
Silla de dentista, aguja esterilizada,
Todo muy limpio y muy profesional.
Hasta firmé un documento de descargo
En caso de muerte.
Me ganó por un rato el respeto
Del grupo de indeseables chicanos
Que pasó aquella tarde bebiendo cervezas a mis costillas,
A quienes gracias a dios nunca más he vuelto a ver.
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Pocas cosas en la vida me gustan, Flann O'Brien, la Coca Cola, los cigarrillos, las alitas picantes, y tu estilo.
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